Cadáver exquisito

Una habitación para todos los pañuelos atados al cadáver exquisito de tus sueños.
La caja está vacía
-sigues adentro esperando por la sonrisa placentera de una mañana de caricias. –

He decidido comer carne de mi carne,
tus huesos ya quedaron limpios
y en el olvido de una noche llena de bares sudados.

La tímida flor apenas abre sus pétalos
es devorada pacientemente por la oruga
ensimismada en sus alas.

Ysbel Mejías

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