Un trozo de espejo

Su tambor de guerra no sonará más alto que mi aliento
Suheir Hammad

descanso
sobre los pocos vestigios
de mi vida

el sol
atraviesa,
tenue
la cortina de humo

se refleja
sobre un trozo de espejo
mi espejo

lo tomo en mis manos
busco en él algún recuerdo
la sonrisa tranquila
el cabello bien peinado
la mesa de comedor al fondo
y el patio con su olivo

nada queda

guardo en un bolsillo
varios puñados de tierra
y algunas pequeñas piedras
para reconstruir mi jardín
algún día

el sol
ahora más brillante
camina en silencio
por sobre los restos de vida
no entiende

busca afanoso
el paisaje que hasta ayer
le daba la bienvenida
las casas y sus olores
las calles y sus azares
la escuela y su algarabía
nada existe
no entiende

sus rayos
rasguñan muros en pedazos
alumbran intensamente
lugares que no conocía
me persigue
me pregunta por el barrio

vuelvo a sentarme
le explico que el mal existe
y nos señala, indolente
con su dedo acusador

Ninfa María Monasterios Guevara

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *